Los errores que se comenten en la transición a un nuevo puesto de liderazgo a veces nos toman por sorpresa.

Los jefes deben tener en cuenta los retos a los que se enfrenta una persona que maneja gente por primera vez y no asumir que los soft skills requeridos son intuitivos.

La transición al manejo de la gente requiere de un ajuste de habilidades que son diferentes a las que manejas cuando trabajas solo y esto puede ser frustrante para tu equipo, para tus jefes y para ti mismo.

No hay que preocuparse, es un fenómeno común, pero sí hay que ocuparse.

Cada paso en tu carrera será diferente, cada puesto será diferente, debes comprender que tus responsabilidades cambian y que el cambio no será sencillo ni natural porque éste requiere trabajo, no solo tuyo, sino también de los que te rodean.

Hoy en día los puestos de trabajo se han vuelto tan complejos que no podemos dejar el desarrollo profesional únicamente en manos de un jefe.

Usar las herramientas formales e informales como aprendizaje presencial o en línea, así como escoger mentores acelerará tu desarrollo como líder de un equipo.

Las 3 cosas indispensables que debes cuidar en tu transición a un puesto nuevo manejando gente son:

Construir relaciones de confianza con tu equipo y con tus colegas.

Es normal pensar que tienes mucho trabajo como para ocuparte de esto, pero además de la relación con cada miembro de tu equipo, construir relaciones con tus colegas y una red en otras áreas o ciudades será clave para el logro de tus objetivos, sobre todo en las organizaciones matriciales de hoy.

Tener claridad —tú y tu jefe— de tus objetivos y de los retos del nuevo puesto.

Crea una disciplina de seguimiento a objetivos semanales con tu equipo y un reporte con tu jefe en donde muestres los avances cada mes.

Por diversas razones, las mujeres tienden a no hablar de lo que logran (contrario a los hombres). Si este es tu caso, puedes crear un sencillo semáforo con cada objetivo y las acciones claves del mes para mostrar los avances.

Buscar feedback.

Es fácil para unos y puede ser muy difícil para otros pedir retroalimentación, pero nadie se desarrolla y crece solo con la propia iluminación.

Recuerda que cada empresa tendrá su cultura y sus propios sesgos (conscientes o inconscientes), tómalo con filosofía y disfruta entendiendo estas reglas informales que mueven los hilos de tu empresa.

Recibe el feedback y toma lo bueno para adaptarte a la cultura.

Finalmente, todos los días —sin excepción— cuestiónate si cada miembro de tu equipo tiene un trabajo retador y asegúrate de que poco a poco apoyas en la solución de los conflictos, ya que estos son la principal fuente de su desmotivación. Ponte en acción.

Artículo originalmente escrito para Dalia Empower con fecha del 2 de julio de 2018. Consúltalo aquí.